lunes, 4 de julio de 2011

Jorge Leónidas Escudero: Una poesía utópica (por Sandro Barrela para ADN)


El poeta y su editor en San Juan preparando la edición de Poesía Completa




Una poesía utópica

La edición en un solo volumen de la obra de Jorge Leónidas Escudero permite descubrir a un autor secreto






Con la publicación de esta Poesía completa , Ediciones en Danza cumple un ciclo que comenzó hace más de veinte años, cuando La danza del ratón -revista que dio origen al sello editorial- publicó por primera vez en el ámbito geográfico de "la gran aldea" una selección de poemas del sanjuanino Jorge Leónidas Escudero. Como refiere en una de las notas preliminares del volumen el poeta Rogelio Ramos Signes, en la década del 80 tomó contacto con esta poesía y le pasó la posta de su asombro a Javier Cófreces, director entonces de la revista y actual responsable de la editorial. De allí en más, fueron nueve títulos que aparecieron en el mismo sello hasta dar con el libro que hoy ve la luz. En esta breve historia de una relación entre el poeta y su editor, se resume no sólo el fervor que despertó la obra de Escudero en el poeta porteño, sino también el sinuoso camino que muchas veces debe recorrer una obra desmarcada del centro que impone las reglas de circulación de la literatura, hasta encontrar un lugar que por mérito propio ya tenía ganado.


Jorge Leónidas Escudero (San Juan, 1920) es, al mismo tiempo, autor de una obra poética de intensa originalidad y una leyenda. Publicó su primer libro, La raíz en la roca , a los cincuenta años, y en esto se asemeja a poetas tan distintos entre sí como Aldo Oliva o Roberto Raschella, de quienes se diferencia sustancialmente por no compartir con ellos el universo letrado. Habiendo cursado estudios de agronomía, que abandonó, Escudero se dedicó a la búsqueda de oro en las montañas de su provincia; a la minería, podría decirse, a pequeña escala, más cerca del espíritu de aventura que del trabajo profesional. Su otra pasión ha sido el juego de la ruleta. Ambas actividades se han visto reflejadas en sus poemas, y establecen una relación con la fortuna y la utopía, a la manera de los conquistadores que buscaron con denuedo la ciudad de El Dorado. Su poesía, en cualquier caso, es la persecución de una quimera por otros medios. Pero no es la vida azarosa en pos de la riqueza, hallada finalmente en la escritura, la que explica o justifica esta obra.


Más allá, entonces, de la figura excéntrica del poeta, su obra compone una relación utópica entre la palabra oral y la escrita. Esto se ve reflejado tanto en el hecho de que Escudero haga hablar al poema una lengua que excede los términos del contrato literario -plagada de locuciones regionales, pero aún más de sutiles modulaciones propias de la enunciación oral, que se traducen en una escritura que muchas veces desafía y modifica la grafía que dictan los manuales- como por la elección de sus interlocutores, a quienes parece pedirles que sean "todo oídos". Allí se funda la utopía de la lengua de Escudero, en el sonido o el oído absolutos que da y reclama para que el poema se cumpla. En ese sentido, la poesía de Escudero, acaso como la de Ricardo Zelarayán, lleva al extremo -y en eso radica la utopía- la ilusión de reproducir en el papel y con los signos convencionales del alfabeto lo que no puede existir más que en el aire, es decir, aquello que sólo puede ser escuchado.


Si, como se dijo, el oro y el juego son motivos de esta poesía, el amor o, mejor dicho, sus penas, es otro de sus temas recurrentes. Vale decir, es en la pérdida o la falta, en el magro resultado que las empresas humanas suelen alcanzar, donde hace pie la escritura de Escudero. Para el poeta, se trata del infinito lance de la bola en el círculo de misterio de una ruleta, el incesante raspar las piedras que nunca, o casi nunca, dan con el metal precioso; en suma, la reanudación de la embestida contra el destino, lo que da sentido a su existencia, de ahí que su poesía apenas registre variaciones en los veinte libros publicados y el puñado de inéditos que conforman este volumen.


Se podría insistir en el efecto de extrañamiento que produce cada vez la lectura de sus poemas, y aun así, quedaríamos a mitad de camino de aquello que apenas puede ser explicado. Para eso están sus propios versos.


Poeta sin linaje ni filiación, Escudero se vale de sí mismo y de su búsqueda incesante para decir su verdad, sin por ello mostrar signos de soberbia. Sí, pone en entredicho, con una obra potente que lo sitúa entre las grandes voces de la poesía argentina, la raíz misma del oficio poético, como lo expresó alguna vez en una entrevista: "Antiguamente se creía más en la musa, ahora se cree mucho menos cada vez; tanto se cree menos ahora que suponen que se puede hacer poesía en los talleres literarios. Poesía, con cualquier directiva que se les dé".


Sandro Barrella


Fuente:
http://www.lanacion.com.ar/1385141-una-poesia-utopica

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